Se cuenta en el libro "110 cartas y una sola angustia", de Alfonso Silva Santisteban, la anécdota putañera que tuvo nuestro mas grande poeta cuando estuvo en Paris.
Aquel dia como otros, Cesar Vallejo acompañado del poeta y músico Alfonso Silva Santisteban fueron a libar y a distraerse a Montmartre.
Luego de algunas copas y muchos pasos llegaron a la Place Pigalle (aquella zona donde se encuentra el Moulin Rouge y donde cualquier estimulado varón puede perder la cabeza y hasta el dinero al tratar con hermosas - y no tanto - mujeres semidesnudas que encantan con su cuerpo).
Ambos, acompañados de esas cautivadoras pendencieras quizas bailaron, rieron, besaron, gritaron, fumaron, bebieron, cantaron, se excitaron, callaron, volvieron a reir, volvieron a besar, volvieron a fumar, volvieron a reir...
Lo cierto es que al dia siguiente se despertaron resaqueados en un hotel sin una sola moneda en sus bolsillos.
No, no es cierto. Les dejaron generosamente un par para que regresen a su hotel.
Ellas, nunca mas fueron vistas.
1 comentario:
César Vallejo fue un gran putañero, por eso paraba misio. Me da risa cuando lo mencionan como un sujeto lugubre.
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