martes, 9 de marzo de 2010

El Callejón de La Cruz y el Atlético Córdoba

Este relato se ha desarrollado a partir de las conversaciones que tengo con mi abuelo, de 96 años, quien jugó en el extinto equipo llamado Atlético Córdoba, símbolo indiscutible del barrio de La Cruz (hoy Jirón Ilo) el cual integró la División de Honor (hoy Primera División) el año 1939, suplantando al Alianza Lima debido a que este equipo del barrio de La Victoria descendió de categoría.


Imagen típica de un partido de futbol jugado en potrero.


A pocos metros de la Plaza Recoleta (hoy Plaza Francia) desde el siglo XIX se construyó un inmenso callejón, conocido como Callejón de La Cruz (hoy Jr. Ilo). Esta inmensa callejuela estaba formada a su vez por una serie de otros larguísimos callejones en las que vivían decenas de familias.

Un segmento de esta especie de "callejón-barrio", servía desde el medio día, a todo su largo y ancho, para larguísimos y luchados partidos de futbol disputados entre equipos de la misma zona.

Desde esas horas del día llegaba a dicho callejón Juancho Córdoba, un vecino del jirón Quilca. Persona correcta, bohemia, cantante de valses y tangos, guitarrista y jaranista. El señor Córdoba se hizo muy conocido y querido en el barrio de La Cruz ya que participaba en diferentes reuniones y jaranas y apoyaba siempre el tema del Deporte Rey.

Con el paso de los años y el constante juego del futbol, se formó un grupo de amigos que identificaba futbolisticamente al callejón o barrio de La Cruz. Uno de sus más conocidos goleadores fue Juan Breña quien luego se convirtió en capitán del equipo. Con los años, el equipo empezó a tomar cada vez mas fuerza, hasta que una mañana del 23 de septiembre de 1927, el mismo Juan Breña reubicó los muebles de la pequeña salita de su casa (signada con el número 133 de dicho callejón) y en ese primer ambiente fundó el club al que inicialmente se le quiso llamar "Juventud Perú" pero finalmente se le llamó "Atlético Córdoba", en homenaje a Juancho Córdoba. Ese mismo año el Atlético Córdoba con Juan Breña como líder del equipo se inscribió en tercera división de la federación Peruana de Fútbol jugando casi siempre en los potreros que se alquilaba en la avenida Arica (conocida como "la cancha Arica").

Mi abuelo, Juan Sánchez Robles, también vecino del barrio de La Cruz, tenía por aquel año 1927 una edad de diez años, y veía a los jugadores del equipo de su barrio como unas estrellas del balompié. Siempre quería estar al lado del equipo símbolo de esa parte de Lima por lo que paulatinamente se convirtió en una especie de "mascota" (cargándo las maletas, el agua y demás implementos deportivos). Cada vez que se programaban los partidos en las diferentes canchas de Lima se escabullía por las piernas de los jugadores y entraba al potrero sin pagar.

Los partidos de Tercera División entre los veintitantos equipos que conformaban el campeonato se jugaban a morir, en unas superficies rectangulares de tierra que no tenían tribunas razón por la cual los espectadores tenían que ver los juegos de pie. Las peleas que se generaban entre los jugadores contrarios se ampliaban a los espectadores y cada semana se terminaban en peleas campales entre las barras de los barrios. Por este motivo Juan Breña les comunicó a todos los vecinos del barrio de La Cruz que los apoyarán asistiendo a las fechas del campeonato.
Cada fin de semana se armaban barullos, conatos y hasta peleas entre los barrios que asistían a los partidos pero de vuelta a casa los amigos regresaban riendo y contando exultantes las experiencias y los moretones. El fútbol y la pelea era una especie de juego y fiesta.

El Sport Boys del Callao también se fundó en 1927. Usualmente el Atlético Córdoba y el equipo chalaco se encontraban los fines de semana en las canchas del Potao (Rímac) luego que la policía encerrara a los caballos que habían estado pastando toda la semana.

Los días que no tenían partidos oficiales entrenaban algunas veces con marineros ingleses. Cada vez que los palomillas del barrio de La Cruz jugaban con los "inventores del fútbol" estos últimos se quedaban extrañados y protestaban por las jugadas, quimbas y pirigayas que los de La Cruz hacían.
Es que por aquella época, los limeños jugaban futbol  para burlarse del rival y hacer reir a los espectadores mientras que los ingleses jugaban para ganar.

Con 15 años recién cumplidos, mi abuelo pasó a los infantiles del Atlético Córdoba. Poco después pasó a juveniles. Cuando los jugadores titulares faltaban a un partido por enfermedad, por que tenían que trabajar o por otro compromiso ineludible, se les llamaba a cualquier adolescente del equipo juvenil para completar. Es así como mi abuelo, aproximadamente en el año 1935 empezó a alternar paulatinamente con los titulares que jugaban en Intermedia. Ese año no solo campeonó y subió junto al equipo a Segunda, sino que fue uno de los espectadores que asistió al primer partido oficial entre Perú y Chile después de la Guerra del Pacífico y a solo seis años de la devolución de Tacna. Este encuentro fue jugado en el Estadio Nacional a pocos años de ser construido (obsequiado por los ingleses debido al primer centenario de la independencia del Perú)*.


El primer Perú-Chile


En esta etapa, mi abuelo empezó a jugar de Win Derecho. Ya había mas respeto a las reglas de juego por parte de los equipos participantes y menos peleas entre sus barras. Los partidos mas disputados el equipo del barrio de La Cruz los jugaba con el Sport Inca (del barrio de Abajo del Puente - hoy Rímac), Once Amigos (Jesus Maria), Deportivo Miraflores, Santiago Barranco y Centro Iqueño. Al tener mas responsabilidad, los jugadores del Atlético Córdoba se levantaban a las cuatro de la mañana, llegaban al potrero La Cocinera (de Chacra Colorada), limpiaban la cancha de las piedras, vegetales y otros residuos que se encontraban y empezaban a entrenar. Luego, de regreso, cruzaban la avenida Alfonso Ugarte y volvían a sus casas listos para ir a trabajar a las fábricas.
El campeonato de Segunda fue larguísimo. El Atlético Córdoba finalmente campeonó y salió goleador mi abuelo. Subieron a Primera el año 1938 y luego de una exitosa campaña tuvieron que jugar el partido final para pasar a la División de Honor contra el campeón del Callao.

En el año 1939 ya se encontraban jugando contra el Deportivo Municipal, Universitario, etc. Además, mi abuelo ya podía estar junto a su ídolo, Lolo Fernández. Es más, se tomó una foto junto a él, previo al partido entre el equipo crema con el Atlético Córdoba cuyo equipo se conformaba usualmente de la siguiente manera (esquema táctico 2-3-5):
Arquero: Camin (hijo de italiano).
Defensa: Lito Toledo y Benito Unanue.
Linea Media: Caricho Guzman, Oscar Souza Ferreyra y Pepe Souza Ferreyra.
Delantera: Zegarra, Laca Souza Ferreyra, Cadenas, Juan Sánchez y ¿?**.

Cada lesión la trataban metiendo la pierna en una lata de kerosene cortada a la que previamente la habían calentado con carbón. El calor que penetraba a la pierna lesionada se complementaba con una frotación. Este tratamiento era barato ya que recibian 2.50 soles por partido (3 soles si ganaban).

Este fue un equipo de barrio que por la calidad de sus jugadores pudo subir a la división donde jugaban sus mismas estrellas y símbolos futboleros de la época. Sin embargo, la falta de logística e infraestructura necesaria para permanecer adecuadamente jugando en ese rigor les pasaron la factura.

La falta de una adecuada Directiva (con abogados, contadores y demas profesionales que sí tenían los demás clubes), de un Local Institucional (la sala de la casa de Juan Breña no daba el confort mínimo) y una racha de irregulares resultados, generó que bajen de división.

El año 1940, los jugadores del Atlético Córdoba, muchos de ellos lesionados y con la moral baja, decidieron dejar el fútbol y dedicarse a su trabajo diario. El terremoto de ese mismo año también inflñuyó en dejar de pensar en el futbol ya que habían otras prioridades.
Por estos motivos, el club insignia del Callejón de La Cruz, dejó de existir. Con el transcurrir de las décadas uno a uno fueron muriendo por una avanzada edad los jugadores de ese equipo.

Hoy solo queda mi abuelo, de 96 años: Juan Sánchez Robles.

* Ver edición digital del diario El Mercurio de Santiago de Chile (25.03.09 - http://diario.elmercurio.com/2009/03/25/deportes/_portada/index.htm?id=ABCB3C5B-4ED3-40F0-998F-AA4BDEE58926), en el cual publican la información proporcionada por mi abuelo acerca de ese primer y tenso encuentro deportivo.

** Mi abuelo ya no recuerda al último delantero.