jueves, 25 de marzo de 2010

Urbanismo, Amor y Prostitución en el Cinco y Medio

Extracto del libro Guia Secreta publicado en la Revista Gente sobre los inicios de esa erótica zona de Lima que en los años 70s y 80s fue la de mayor demanda por parejas y por caballeros solitarios. Se conformaba a partir de inmensos e inexpugnables moteles, cuya mayor característica fue la discreción.
Sorprendente, singular y hasta jocosamente una gran parte de esa zona copulatoria de Lima fue comprada en los 90s por una gran empresa trasnacional productora de lácteos.


Primeras puertas que todo visitante tenía que pasar hasta llegar a la puerta de su misma habitación.


"...Cuando Manuel N. T. daba sus primeros pasos por los años 1930, el primer tramo de la Carretera Central (Lima-Chosica) era terminado para servir como una alternativa de comunicación desde Lima hacia el centro del país. La zona de Ate-Vitarte tenía un estilo apacible, campestre y ganadero.

Debido a la migración desde la década de 1940, sus tierras, al igual que muchos otros lugares, sirvieron de asentamiento a diferentes poblaciones que empezaron a transformar el distrito. Fue en la década de 1960 que junto al Callao se convertiría en una importante zona de inversión industrial.

El área de estudio, ubicada en los primeros kilómetros de la Carretera Central, asentada en una topografía casi plana, estaba formada por extensos lotes, muchos de los cuales tenían dimensiones que llegaban a los 50,000 metros cuadrados, ordenados a partir de este eje vial de importancia nacional .

Cuentan que desde 1956, tras un engatusador anuncio a un lado del camino que decía “El lugar para hombres de negocios fatigados” un nisei llamado Enrique Kiohra alzó el primer motel de la carretera, llamado Tú y Yo, conformado de 45 habitaciones .

Con el paso de los años los primeros kilómetros de esta vía empezaron a ser utilizados no solo por grandes locales industriales sino también por empresarios que programaron más negocios amorosos que, tras una fachada similar a la de las fábricas (es decir, con larguisimos y altos cercos de ladrillo y grandes portones), eran designados ilusamente por la Municipalidad como hoteles campestres.

Rápidamente Manuel N.T. y otros financistas adquirieron distintas áreas colindantes al quinto kilómetro de la Carretera Central, las cuales sumaron cerca de 100,000 metros cuadrados y en donde se edificaron extensos nidos de pasión. Si bien empezó soterrada y espontáneamente, las leyes del mercado la consolidaron años después como un nuevo y muy organizado espacio erótico-urbano dedicado a acoger parejas de cierto nivel que querían tener un encuentro pasional, furtivo y con algunas comodidades. Su demanda hizo que el número de camas se incrementara de 400 en 1968 a más de 800 en 1971 . No obstante, existían algunos locales que “facilitaban” chicas para visitantes solitarios.

El local Mi Chalet funcionó desde los primeros años (exactamente 1966), con más de 25,000 km2 para sus 90 alojamientos y luego de cerrarlo tras afamados altercados a inicios de los 1980 devino en una gran playa de estacionamiento. Otros establecimientos que publicitaron la infraestructura erótica de la zona fueron Mi Motel, Mi Refugio, Mi Casa, etc., y en 1979 el Cinco y Medio de Violeta R. ubicado en la cuadra 21 de la avenida Nicolás Ayllón.

Desde finales de los 1960 casi todo limeño había oído hablar del célebre “Kilómetro del amor” o “Cinco y Medio”, motivando hasta a intelectuales pudorosos a husmear sus negocios..."