domingo, 24 de enero de 2010

Los otros espacios: Heterotopias

Michel Foucault en la conferencia del Círculo de Estudios Arquitectónicos de París de 1967, describe a la heterotopía, como un espacio complejamente opuesto a la utopia (que es un espacio irreal).
Para él, una heterotopía es un espacio real, materializado por la población, es decir un sitio ubicable en la ciudad, pero donde están invertidos, representados y/o contestados todos los lugares de la sociedad. Es un espacio que puede servir para  entender lo que no se puede percibir a simple vista, concientemente.
El espejo puede ser una heterotopía.
En ésta conferencia señala seis principios que pueden caracterizar a diferentes heterotopías:

The city is landing - Jasek Yerka (Polonia, 1952)


Primer principio: no hay probablemente ninguna cultura en el mundo que no constituya heterotopías. He ahí una constante de todo grupo humano. Ahora bien, las heterotopías toman claramente formas muy diversas, y tal vez no se encuentre ni una sola forma de heterotopía que sea absolutamente universal. No obstante, se las puede clasificar en dos grandes tipos.
En las sociedades llamadas "primitivas", hay cierta forma de heterotopía que yo llamaría heterotopía de crisis, es decir que hay lugares privilegiados, o sagrados, o prohibidos, reservados a los individuos que se hallan, en relación con la sociedad y con el medio humano en cuyo interior viven, en estado de crisis. Los adolescentes, las mujeres menstruantes, las mujeres parturientas, los ancianos, etcétera... las heterotopías de crisis desaparecen hoy en día, sustituidas, creo yo, por heterotopías que podrían llamarse de desviación, o sea aquéllas donde están colocados los individuos cuyo comportamiento es desviante en relación con el promedio o la norma exigida. Son las casas de reposo, las clínicas psiquiátricas; por supuesto también son las cárceles, y habría que añadir las residencias de ancianos que, de alguna manera, están al límite de la heterotopía de crisis y de la heterotopía de desviación puesto que, al fin y al cabo, la vejez es una crisis, pero igualmente una desviación toda vez que, en nuestra sociedad donde el ocio es la regla, la ociosidad forma una suerte de desviación....



Segundo principio de esta descripción de las heterotopías es que, en el curso de su historia, una sociedad puede hacer funcionar de una forma muy diferente una heterotopía que existe y que no ha dejado de existir; en efecto, cada heterotopía tiene un funcionamiento preciso y determinado en la sociedad, y la misma heterotopía puede, según la sincronía de la cultura en la que se encuentra, tener un funcionamiento u otro.
Tomaré por ejemplo la curiosa heterotopía del cementerio. El cementerio es ciertamente un lugar otro en relación a los espacios culturales ordinarios; sin embargo, es un espacio ligado al conjunto de todos los emplazamientos de la ciudad o de la sociedad o de la aldea, ya que cada individuo, cada familia tiene parientes en el cementerio...



Tercer principio: la heterotopía tiene el poder de yuxtaponer en un solo lugar real múltiples espacios, múltiples emplazamientos que son en sí mismos incompatibles. Es así que el teatro hace suceder sobre el rectángulo del escenario toda una serie de lugares que son extraños los unos a los otros; es así que el cine es una sala rectangular muy curiosa...

Fuente:https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipe44RtMqkroX3yNe2tiOJ7VdwD8Lo8THTHNf8KI_Q3Sg48zW7valMVje2Y5HoytvS4fUppFdQfre2BiXb_I649c9OvM5dTO1L0Nb8_dFROQs-0Ndl9tdSHv0e2bm0QRJIAPyp0vMOB-w/
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Cuarto principio: las heterotopías están, las más de las veces, asociadas a cortes del tiempo; es decir que operan sobre lo que podríamos llamar, por pura simetría, heterocronías. La heterotopía empieza a funcionar plenamente cuando los hombres se encuentran en una especie de ruptura absoluta con su tiempo tradicional; se ve acá que el cementerio constituye un lugar altamente heterotópico, puesto que comienza con esa extraña heterocronía que es, para un individuo, la pérdida de la vida, y esa cuasi eternidad donde no deja de disolverse y de borrarse. En forma general, en una sociedad como la nuestra, heterotopía y heterocronía se organizan y se ordenan de una manera relativamente compleja. Están en primer lugar las heterotopías del tiempo que se acumulan al infinito, por ejemplo los museos, las bibliotecas –museos y bibliotecas son heterotopías en las que el tiempo no cesa de amontonarse y de encaramarse sobre sí mismo...



Quinto principio: las heterotopías suponen siempre un sistema de apertura y uno de cierre que, a la vez, las aíslan y las vuelven penetrables. En general, no se accede a un emplazamiento heterotópico como accedemos a un molino. O bien uno se halla allí confinado –es el caso de las barracas, el caso de la prisión– o bien hay que someterse a ritos y a purificaciones. Sólo se puede entrar con un permiso y una vez que se ha completado una serie de gestos. Existe, por otro lado, heterotopías enteramente consagradas a estas actividades de purificación, medio religiosa, medio higiénica, como los hammam musulmanes, o bien purificación en apariencia puramente higiénica, como los saunas escandinavos. Existen otras, al contrario, que tienen el aire de puras y simples aberturas, pero que, en general, ocultan curiosas exclusiones. Todo el mundo puede entrar en los emplazamientos heterotópicos, pero a decir verdad, esto es sólo una ilusión: uno cree penetrar pero, por el mismo hecho de entrar, es excluido....



Sexto principio. La última nota de las heterotopías es que son, respecto del espacio restante, una función. Ésta se despliega entre dos polos extremos. O bien tienen por rol crear un espacio de ilusión que denuncia como más ilusorio todavía todo el espacio real, todos los emplazamientos en el interior de los cuales la vida humana está compartimentada (tal vez sea éste el rol que durante mucho tiempo jugaron los burdeles, rol del que se hallan ahora privadas); o bien, por el contrario, crean otro espacio, otro espacio real, tan perfecto, tan meticuloso, tan bien ordenado, como el nuestro es desordenado, mal administrado y embrollado. Ésta sería una heterotopía no ya de ilusión, sino de compensación, y me pregunto si no es de esta manera que han funcionado ciertas colonias. En ciertos casos, las colonias han jugado, en el nivel de la organización general del espacio terrestre, el rol de heterotopía. Pienso por ejemplo, en el momento de la primer ola de colonización, en el siglo XVII, en esas sociedades puritanas que los ingleses fundaron en América y que eran lugares otros absolutamente perfectos. Los burdeles y las colonias son dos tipos extremos de heterotopía, y si uno piensa que, después de todo, el barco es un pedazo flotante de espacio, un lugar sin lugar, que vive por él mismo, que está cerrado sobre sí y que al mismo tiempo está librado al infinito del mar y que, de puerto en puerto, de orilla en orilla, de burdel en burdel, va hasta las colonias a buscar lo más precioso que ellas encierran en sus jardines, ustedes comprenden por qué el barco ha sido para nuestra civilización, desde el siglo XVI hasta nuestros días, a la vez no solamente el instrumento más grande de desarrollo económico (no es de eso de lo que hablo hoy), sino la más grande reserva de imaginación. El navío es la heterotopía por excelencia. En las civilizaciones sin barcos, los sueños se agotan, el espionaje reemplaza allí la aventura y la policía a los corsarios.


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