martes, 23 de febrero de 2010

El Alianza Lima, Huatica e Ivonne



En la década de los 1930, el barrio de La Victoria se había convertido en el epicentro carnal del Perú.
Luego de la Primera Guerra Mundia y de la inmigración esencialmente europea, una inmensa oferta de prostitutas de distintas culturas se asomaban en las puertas y ventanas de las casas de tolerancia del barrio XX de Setiembre (luego llamado Huatica por la protesta de la embajada italiana).
Calles más allá, también abrian ese promisorio negocio, otras mujeres que atendían a diferentes personajes de la sociedad limeña, algo más sigilosas.
Ese ámbito lúdico de esa alejada zona urbana, contagiaba, al parecer, al equipo del Alianza Lima. Es que ellos también tenían un juego basado en la picardía, con el que derrotaban a cuanto equipo se pusiera frente a ellos.
Ya sea en el extranjero, en los potreros de Chacra Colorada o en las canchas legales del Callao o del Cercado, uno podía ver a Alejandro Villanueva y compañía dribleando y goleando. Era el Rodillo Negro.

Por la noche, ese espíritu festivo seguía y se trasladaba a cualquiera de los dos cenetenares de chinganas, burdeles y prostibulos que funcionaban legalmente en el barrio victoriano.
Alcohol, música y entretenimiento acompañaban al equipo aliancista hasta las primeras horas del día siguiente. Pero poco a poco el físico empezó a mermar en los partidos.

Es en este contexto que aparece Ivonne; la ramera mas querida del equipo aliancista (no solo por que recibía ramos de flores de cuanto victoriano amable se le presentaba) ya que en su establecimiento del jirón Abtao se efectuaban las mejores fiestas.
Periodistas antiguos señalan que la morena tenía una silueta espectacular y un fisico endiablado. Gracias a su resistencia y fortaleza física se había convertido en la "kinesióloga" de todo el equipo, y uno tras otro pasaba a su habitación, empezando con el arquero y terminando con el delantero goleador.
Ivonne fue una mujer muy respetada también. Por ejemplo, la propia policía la saludaba cuando salía a barrer su fachada.

En 1939 Alianza Lima bajó de categoría por una serie de problemas.
El equipo de mi abuelo, el Atlético Córdoba, equipo de futbol representante del antiguo callejón de La Cruz, (hacia el actual jirón Ilo), fue el que lo suplantó en primera división luego de campeonar en la segunda.

Los aliancistas no supieron diferenciar los momentos de jolgorio y seriedad, entre disciplina deportiva y entretenimiento  nocturno.
Ese problema se repite hasta el día de hoy, pero masificado en todo el fútbol nacional.

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