lunes, 8 de febrero de 2010

Chimbote Mia.

Gracias a una invitación de Rio Santa Editores (Chimbote), desde el viernes 05 de febrero pude leer por primera vez mi nombre y el de mi libro en un diario de otra ciudad que no fuera Lima (http://www.diariodechimbote.com/modules.php?name=News&file=article&sid=42049), conversar acerca del tae bo y del hemisferio izquierdo del cerebro, caminar por las avenidas Pardo, Bolognesi, Pizarro, etc. y algunas de sus traversales, libar en el famoso bar Chizita, comprarme un par de camisetas en el Mercado Modelo, fotografiar en la Iglesia de Nuevo Chimbote la "soberbial" imagen del Monseñor Bambaren en la que sale pintado detras del altar mayor junto a Jesucristo recibiendo de él mismo su bendición, conversar por primera vez con Rocío Silva Santisteban, levantarme de golpe a las once de la noche por la pelea entre dos grupos frente al hotel donde me alojé, ser entrevistado por el excelente blog Marea Cultural (http://mareacultural.blogspot.com/2010/02/entrevista-roberto-prieto.html), presenciar cada tarde el hermoso ambiente rojizo que se crea en el cielo y el mar cuando se oculta el sol, presentar algo nervioso mi libro Guia Secreta en el Colegio de Abogados, envidiar un poco a los tres borrachines que despreocupados todo el día conversaban, reian y dormian abrazados junto a la bahía,  esforzarme por olfatear el aroma a pescado que dicen que existe en esa ciudad, mojarme contento por la lluvia que no cesó de caer durante casi todos esos dias, volver a presenciar (como hace mucho no lo hacía) una final de un campeonato relámpago de fulbito jugado en una pista mientras que todos los vecinos en la puerta de sus casas cheleaban sin cesar, leer acerca de la mas famosa prostituta chimbotana en el controvertido libro La Santa Cede, escuchar un buen grupo que toca unos covers de rock en español en un pub a dos cuadras de mi hotel, conocer un poco más de Jose Maria Arguedas, comer un exquisito ají de gallina, soñar un poco mientras mía hacia la ciudad de noche, volver a ver Avatar, culparme por no haber podido visitar el cementerio, ni el estadio, ni la isla, recibir los consejos de un antiguo pescador y actual taxista acerca de la delincuencia chimbotana y fumar varios cigarros con tres Cuba Libre despues de mucho tiempo.




Agradezco a Jaime Guzman, Augusto Rubio y toda la demas gente chimbotana por el acogedor recibimiento. Debo dar a conocer publicamente el idealista y loable esfuerzo de Rio Santa Editores de mostrar libros a la población chimbotana. De fomentar la buena cultura y la "mala educación". De promover los actuales antivalores (es decir, promover la lectura de libros, el pensamiento, la escritura, el diálogo, etc.).

Si bien en sus controvertidos e innovadores eventos culturales concurren numerosas personas, es graciosa la anécdota en la que Jaime Guzman cuenta la vez que al notar el aplóntico interés hacia la lectura y la inexistente compra de libros dejó abierta a propósito su libreria esperando que al menos algún ladrón entre y robe un libro.
Espero y esperó, y los "ladrones" pasaban pero al ver que solo habían libros no se atrevían a robar.
Al no haber funcionado su plan, finalmente tuvo la convicción que si alguna vez veia a algún ladrón robando en su tienda de libros, él mismo lo corretearía, lo atraparía, llamaría a la policía, lo llevaría al centro de la Plaza Armas y le haría un homenaje público por ser la única persona en Chimbote que se preocupa por tener, al menos de esa forma, un libro en las manos.

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